DÍA CUADRAGÉSIMO NOVENO. Sábado 2 de Mayo
Por fin llega algo de libertad a nuestras clausuradas vidas
Hoy, después de 49 días en cuarentena y sin poder salir, salvo a lo imprescindible y estrictamente necesario, podemos salir a la calle. Debemos respetar unos horarios, por edades y tipo de población, y mantener las medidas de seguridad, impuestas por el gobierno.
Por la mañana, y tras desayunar, nos arreglamos mi madre y yo, y nos preparamos para salir a la calle. Ataviadas con guantes y mascarilla, dimos un pequeño paseo, para despejarnos, ver cómo reaccionaba nuestro cuerpo a la actividad y sentir el aire en nuestras caras, sin que fuera a través de una ventana.
Pudimos observar, las grandes colas que se habían formado en las entradas de supermercados, fruterías y farmacias. En algunos casos, daban la vuelta a la manzana y casi no se distinguía cuál era la fila que correspondía a cada uno de los accesos.
Intenté, sin éxito, comprar algún alimento fresco antes de subir a casa y después de hacer cola en la farmacia, pero decidí probar en otro momento. Tenemos la suerte en este momento, que bajo nuestra casa, hay un supermercado y con solo asomarnos a la terraza, podemos ver el tamaño de la fila que hay para entrar al establecimiento. Es posible en estos días, que acertemos a bajar, y no tener que hacer una gran espera en la fila.
El proyecto audiovisual que ha estado realizando
Tras la comida, tuve una videoconferencia con mi hija pequeña. Hablamos sobre el proyecto audiovisual que ha estado realizando y resolviendo dudas sobre la edición. Es una gran aficionada desde hace tiempo, y por ello, entendemos que estar estudiando el bachillerato de artes plásticas, ha sido un gran acierto. Imagino que ha encontrado su sitio y me alegra sentir su motivación.
De nuevo, por la tarde, otro pequeño paseo con mi madre. Esta vez tuvimos la idea de acercarnos a ver a dos de sus nietos pequeños a su casa. Una de mis hermanas, vive muy cerca, en un primer piso, y fue agradable poder ver a los niños aunque fuera en su balcón.
Me preparé para dar mi primera caminata
Para terminar la jornada, y tras dejar a mi madre en casa, fui yo la que me preparé para dar mi primera caminata. Después de cuarenta y ocho días de encierro y más de treinta enferma por Covid19.
Era bastante significativo para mí, después de tantos días, ya que necesitaba comprobar, cómo me encontraba y cómo respondían mis pulmones, para hacer un buen paseo.
Fue muy emocionante. Era algo que ya practicaba antes de que todo esto comenzara. Una media de ocho o diez kilómetros, prácticamente todos los días. Me sentí, enérgica, vital, llena de ganas y recuperada. Una marcha muy ligera, sin correr, respirando, y sintiendo cómo se inundaban mis pulmones de aire, sin problemas, sin esfuerzo.
Sin duda lo repetiré todos los días. Necesito ponerme al día y mi cuerpo lo gritaba. Descansé muy bien, agotada por el esfuerzo.
Mereció muchísimo la pena por volver a sentirme, viva y vital.