Escribir a gran velocidad, para no perder ni una de las letras que se me estaban ocurriendo. Domingo 10 de Mayo. Día 57
Me he despertado de forma impulsiva y sobresaltada. Comenzaron a brotar frases que inmediatamente tuve que escribir, pero que iban acompañadas de notas musicales. Encendí la luz de la lámpara de la mesita de noche, cogí mi cuaderno y comencé a escribir a gran velocidad, para no perder ni una de las letras que se me estaban ocurriendo.
Inmediatamente cogí el móvil, busqué la grabadora, y canté lo que estaba escribiendo, para no olvidarme de la melodía. Supongo que será la canción que debo terminar, inspirada por esta cuarentena. Iré hablando de ella en próximos post.
Llega la inspiración
Así es como sucede en ocasiones. La inspiración llega cuando llega. No pregunta. Hace su aparición en cualquier momento. Quizá después de un sueño, al oler un aroma, escuchar unas notas musicales, leer un libro, pensar en alguien…Normalmente, suele gustarme ese inicio y tengo que aprovecharlo. Considero que es bueno. Más tarde, cuando me pongo a ello, y decido seguir, es más fácil, debido a que ya he comenzado y debo intentar continuar, donde lo dejé. Por eso es lo de escribir a gran velocidad, para no perder ni una de las letras que se me van ocurriendo.
Me traiciona el cerebro
Realmente, al despertar de forma brusca, me incorporé en la cama y me pregunté qué sucedía por un instante. Recordé que soñaba. Creo, o interpreté, que iba en el coche conduciendo, mientras me dirigía desde Santander, hacia Aguilar de Campoo, para ver a mis hijas. De hecho, llevaba en el coche, a uno de los amigos de mi hija, que ha viajado con nosotras en ocasiones realizando ese trayecto.
El cerebro me traiciona, me recuerda que son más de dos meses sin ver a mis hijas físicamente. Que tengo unas ganas infinitas de abrazarlas y sentirlas, y dormida o despierta, mi imaginación hace posibles esos viajes, ya que a día de hoy, y por la cuarentena que vivimos, aún no están permitidos los desplazamientos entre provincias.
Falta de concentración
Sigo notando esa falta de concentración que todos estamos padeciendo de una u otra manera. Me cuesta seguir terminando en un tiempo normal, las actividades que realizo. Me bloqueo, me cuesta avanzar y me distraigo con facilidad. Siento que, a veces, no me cunde el tiempo. Encontré un artículo en internet, de los muchos que habrá, que hablaba sobre el tema. Supongo que algo de cierto tienen esas palabras.
No salí durante mi tiempo a caminar
Cuando llegó la hora de mi caminata, decidí no hacerla. Anteriormente, paseé con mi madre durante su horario y me sentí rara. Por la noche busqué una película y decidimos verla juntas, para entretenernos y echar unas risas. En medio del divertimento, llegó un momento de desasosiego y malestar, que me provocó un dolor en forma de punción, que sentí en el costado, y me removió de mi asiento. No pude evitar pegar un grito y esperar que pasara para recobrar el aliento. Imagino que tiene que ver con el herpes del que me están tratando, no lo sé. Intentaré descansar y veremos que nos depara la nueva semana que comienza mañana.