Videoconferencia con las chicas
CON CLASE,  CREATIVO,  CUARENTENA,  OTROS,  SER O NO SER

DÍA TRIGÉSIMO SEXTO. Domingo 19 Abril. 01:38h

Tengo la sensación de que un abrazo, me ha sanado mucho más que un medicamento

Anoche me apetecía saborear una copa y lo hice. Me preparé un gin tónic y lo estuve paladeando mientras veía una serie, hasta que me entró sueño. Serían las dos y media de la madrugada cuando me fui a dormir. Tuve unas horas de desconexión, y el instante para disfrutar de un trago que me supo fantástico. El único inconveniente fue, que estaba sola y no lo pude compartir. Tengo la sensación de que un abrazo, me ha sanado mucho más que un medicamento.

Videoconferencia con las chicas

No me levanté muy pronto porque necesitaba descansar. Busqué el momento de charlar y ver a mis hijas. Preparamos una videoconferencia para que saludaran también a su abuela. Entre otras cosas, me contaron cómo estaban resolviendo sus entregas de trabajos para el instituto y la universidad.

Me explicaron lo que iban a preparar de comida para recibir a su padre al llegar de trabajar. Tuvimos tiempo para unas risas y, por supuesto, nos dijimos lo que nos echábamos de menos.


En mi caso, nunca había estado tanto tiempo sin ver a mis hijas y tener contacto físico con ellas. Aún nos encontramos en ese momento en el que no hemos realizado una separación más contundente, ya sea por motivos de estudio o cambio de lugar de residencia. Quizá, la distancia sería motivo para impedir tener contacto con frecuencia. Son diecisiete años los que hará la pequeña en unos días, y diecinueve, los que acaba de hacer la mayor.

Curiosamente, cumpliendo años las dos en la cuarentena.

No recibir abrazos o no poderlos dar


En nuestra familia tenemos costumbre de ser muy afectivos. Necesitamos el contacto físico para sentir el cariño, la cercanía, el apoyo. Los abrazos y los besos, forman parte de nuestra cotidianidad, son muy importantes. Es por ello que, como en muchas familias sucederá, echemos tanto en falta esos abrazos y esos besos. Es una de las sensaciones más angustiosas que yo estoy viviendo en mi vida. No recibir abrazos o no poderlos dar.


Tengo la sensación de que un abrazo, me ha sanado mucho más que un medicamento. Ha transformado un momento y le ha dado la vuelta, haciéndome sentir mejor, ya sea por haberlo recibido, o haberlo dado.
Sinceramente, imagino que no tiene por que ser así en todo el mundo, o en todas las familias. Las conexiones que se establecen, y la forma en las que se demuestran, varían mucho entre las personas. Probablemente dependerá de la cultura, cómo hemos sido educados, de la personalidad de cada individuo y de las experiencias personales durante su vida.

Necesito ser abrazada y abrazar


Dicho todo esto, queda claro que necesito ser abrazada y abrazar, siempre. Me gusta cuando las personas me responden de la misma manera. Me siento más cercana y empática con el entorno. Soy así y no me gustaría tener que modificar, aunque es cierto, que es algo que nos planteamos por lo sucedido. Tener que cambiar ciertas costumbres y transformar tantas acciones cotidianas, es una pelea interna que seguro muchos tenemos en mente.

Soy Asesora de Imagen. Escribo Relatos y Poesía, Creo mis temas Musicales y soy apasionada de la Fotografía. Estos son mis recursos para compartir experiencias y vivencias cotidianas.

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