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DÍA CUARTO. Miércoles 18 de Marzo. 02:18h.

DÍA CUARTO. Miércoles 18 de Marzo. 2:18h.

Realmente no hace nada y parece ya una eternidad.

Sigo teniendo la sensación extraña de que lo que ocurre no es real. Cuando veo algo en la tele o me distraigo con una película, me siento dentro de una cotidianidad de un fin de semana por ejemplo, pero cuando me levanto, después de que termina la película, y ando por cualquier lado de la casa, es cuando me doy cuenta de que estoy encerrada, todos estamos encerrados, sin poder salir, sin tener que salir.

Hoy me levanté y el brazo me dolía más que ayer

 Además, tengo agujetas de haber estado ayer empezando una rutina con los ejercicios para intentar fortalecer y recuperar la movilidad del brazo derecho. Estoy cansada.

Dejé de trabajar el 31 de diciembre y luego llegó en unos días el dolor y la imposibilidad de hacer nada con el brazo derecho. Sobre esfuerzo al parecer, epicondilitis y es muy doloroso y largo para terminar de solucionarlo.

Así está ocurriendo, unos días son mejores y cuando crees que todo va bien, al día siguiente, te levantas con bastante dolor y sin poder doblar o estirar el brazo. Es frustrante. Desde enero en esta puñetera situación y ahora en realidad, da igual. Todo eso es una gilipollez con lo que está pasando en la calle, en el mundo.

Tenía una tarea pendiente

desde hace unos días y era cambiar todos los halógenos de los baños de casa, por unas bombillas leds, menos consumo, menos ruido… Había visto tutoriales sobre cómo hacerlo en youtube, así que, compré el material y hoy me puse a ello.

Buena idea porque mi madre sería partícipe y podría ayudarme. Quité todos los transformadores del techo y puse leds. Fueron en total ocho lámparas y estuvo muy bien ver el resultado, todo salió perfecto y funcionaba.

Nunca lo había hecho, ya que las cuestiones que tienen que ver con la electricidad, no son de mi agrado, pero superé el reto, uno más.

Después de comer, no me apetecía ponerme al ordenador. Ayer ya invertí toda la tarde en enviar mails con mi currículum y hoy me llamaba más la atención, dormir en una tumbona en la terraza, con los cascos puestos y olvidando el mundo.

Conseguí hacerlo durante un rato y después, al quitarme los cascos, pude escuchar el silencio en la calle, el sonido de los pájaros y la calma. Parecía maravilloso, aunque no lo era. El silencio era obligatorio, las palomas seguro que despistadas, se preguntan dónde está la gente… Esto es muy complicado.

Puse en orden

 las letras de mis canciones, cogí la guitarra y fui pasando el cancionero, y cantando sentada en el suelo de la terraza sobre una manta, y calentando la voz. Hacía mucho que no tocaba la guitarra y de echo, me duelen mucho los dedos ahora.

Mereció la pena, si alguien además estaba escuchando desde sus balcones y ventanas mi voz. A mí no podían verme, pero yo disfruté de esas dos horas enredada en todo aquello sin pensar en más.

A las ocho, salió mi madre a la terraza y nos pusimos a aplaudir como vamos haciendo todos estos días con el único interés de desfogarnos, de silbar, de cantar “Resistiré” y vernos todos en las ventanas, sintiéndonos  apoyados y unidos.

Al final es una buena manera de terminar el día para de nuevo, entrar en casa y ver caer la noche un día más.

Soy Asesora de Imagen. Escribo Relatos y Poesía, Creo mis temas Musicales y soy apasionada de la Fotografía. Estos son mis recursos para compartir experiencias y vivencias cotidianas.

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